Sobre la libertad
Sobre la noción de libre albedrío
El concepto de libertad es difícil de examinar. Es un concepto al que, de forma similar al tiempo, le es aplicable la célebre frase de Agustín de Hipona: "Si nadie me pregunta qué es el tiempo, lo sé, pero si me lo preguntan y quiero explicarlo, ya no lo sé". Se han dado muchas definiciones durante siglos y ninguna ha estado libre de críticas y alabanzas. En escritos futuros, lo trataré con la profundidad que se merece, pero ahora me limitaré a comentar algunos puntos de vista, entre ellos el mío.
Para estudiar el concepto, los ingleses lo tienen más fácil al utilizar el término "free will", que, traducido literalmente, sería voluntad libre. Yo afirmo rotundamente que la voluntad existe, pero que de ninguna manera podamos decir que sea libre. No reconocemos autoría en los causantes de nuestra voluntad y, por tanto, no deberíamos reconocerla en los actos que esta causa. Para hacerlo más claro, suelo emplear el silogismo:
P1. Hacemos lo que queremos.
P2. No elegimos lo que queremos.
C. No elegimos lo que hacemos.
Normalmente, este silogismo demanda explicaciones y puntuaciones de todo tipo que, por motivos de extensión, no trataré. Este silogismo, tras la argumentación y la explicación de términos, suele acabar así:
P1. Nuestras acciones son el producto de nuestra fisiología.
P2. No elegimos nuestra fisiología.
C. No elegimos nuestras acciones.
Albert Einstein pensaba de igual manera. Dijo: "No creo, en el sentido filosófico del término, en la libertad del hombre. Cada uno obra no sólo por una coacción exterior, sino también por una necesidad interior". En breve analizaremos la necesidad y hablaremos de la libertad en términos de coacción. Para remontarnos a la antigüedad, Cicerón apuntaba al corazón de la argumentación presentada diciendo que la libertad no consiste en tener un buen amo, sino en no tenerlo. También Camilo José Cela entendió la distinción entre el sentirse libre y ser libre cuando dijo: "La libertad es una sensación. A veces puede alcanzarse encerrado en una jaula, como un pájaro".
Ya señalaba Jaime Balmes en el siglo XIX que la responsabilidad y la libertad tienen relación. "Somos responsables porque somos libres", decía el teólogo asumiendo el libre albedrío otorgado por mandato divino (Me recuerda esto a cuando le preguntaron a Christopher Hitchens si tenía libre albedrío en un debate religioso y respondió: "Estoy obligado a tenerlo. Lo dice el jefe"). No obstante, hay quienes piensan que los conceptos de libre albedrío y responsabilidad moral no tienen relación. Este es el caso de Hilary Bok. Bok afirma que, a pesar de que no seamos libres, la responsabilidad moral prevalece. En otras palabras, que aunque no seamos responsables de lo que hacemos, seguimos teniendo responsabilidad moral. A mi juicio, afirmar esto implica inevitablemente violar el principio de no contradicción.
Hay grandeza también en esta visión de vida, en la comprensión de que conceptos como responsabilidad moral y libre albedrío carecen de sentido. A la luz de la neurociencia y la filosofía actuales, nos quedamos sin bases racionales para el odio. Saber que nuestros actos vienen determinados por nuestra fisiología y esta, a su vez, viene determinada por factores tan ajenos a nuestra elección como son el ambiente o la genética nos hace darnos cuenta de que el juicio que emitimos sobre otros es infundado. Asimismo, el juicio que emitimos hacia nosotros mismos es igualmente infundado. Debemos motivarnos a actuar en el mundo por la repercusión de nuestras acciones en la vida de la gente, por desear maximizar el bienestar de los seres conscientes y no porque de no hacerlo seríamos «malos» o «culpables».
Patricia Churchland propone utilizar el concepto "autocontrol". Yo pienso que esto no hace ningún favor al lector que piensa en el problema. Pensar en autocontrol desvía totalmente al pensador de la pregunta "¿tenemos libertad de elección?" a "¿podemos hablar de mecanismos de inhibición de impulsos?". Desvía la atención con una pregunta de otra naturaleza, haciéndola pasar por pregunta similar y dándonos una falsa sensación de satisfacción al "solucionar" el problema. Una forma más elegante de solucionar el problema es apuntar al hecho de que el libre albedrío es una tesis que debe ser soportada con evidencia y/o argumentos y que carece de sentido pensar en ella porque no es una tesis comprobable. El propio concepto carece de sentido si se contempla a la luz del principio de causalidad y una breve meditación sobre el concepto de "yo".
Decía Hegel que la libertad es conciencia de la necesidad. En esta misma línea, Montesquieu expresó: "la libertad es poder hacer lo que debemos". En lenguaje filosófico, lo necesario es aquello de lo que no se puede prescindir. Si se puede prescindir de ello, sería contingente. Por ejemplo, para que un triángulo sea tal, es necesario, en geometría euclidiana, que sus ángulos sumen 180º, que tenga tres lados y tres vértices. Todos estos son atributos necesarios, pues sin alguno de ellos, lo que estamos describiendo no es realmente un triángulo. Sin embargo, que tenga una forma de triángulo isósceles, equilátero o escaleno, o que la longitud de sus lados y la amplitud de sus ángulos varíe es algo que no hace que dejemos de llamarlo triángulo. Estos son atributos contingentes. Cuando Hegel dice "conciencia de la necesidad", lo que está haciendo es decir que reflexionar sobre la necesidad de nuestras acciones nos hace libres. Nos suena la frase "la verdad os hará libres" y otras de ese estilo, pero conocer las causas de nuestros actos no hace sino convencernos de justo lo contrario. Por otro lado, este es un ejemplo de la importancia del lenguaje. La necesidad puede entenderse como deber del humano (imposición moral) y como antagónico de contingencia. Es decir, se confunde la necesidad de hacer lo que se debe hacer con la necesidad de los actos por sus causas. Viniendo de un contexto religioso, no puedo evitar recordar frases como "libre es aquel que, pudiendo hacer el mal, elige hacer la voluntad de Dios", siendo, por tanto, el que hace el mal, no libre, sino esclavo de las bajas pasiones, la concupiscencia, las tendencias de la carne o como se le quiera llamar. Entender las diferentes estructuras límbicas y prefrontales y los circuitos neuronales que las comunican nos ayuda enormemente a reflexionar sobre estos conceptos separando el trigo de la paja.
Para finalizar, me veo en la obligación de mencionar que soy liberal. Pero, ¿no asume el liberalismo el libre albedrío? No. Debo hacer una distinción entre lo que yo entiendo por libertad sensu lato y sensu estricto. La libertad podría definirse, como haría Hayek, como ausencia de coacción. Esto, a la luz de la reflexión que he llevado a cabo y otras que iré publicando, no encaja conmigo. Sin embargo, esto es lo que yo llamaría libertad en sentido estricto. Aunque carezcamos de algo así, sí que puedo decir que soy liberal entendiendo la libertad en sentido amplio como ausencia de coacción de entes conscientes (e instituciones y leyes creadas por estos). Si me convence que es mejor el bienestar que el malestar y soy consciente de que los actos voluntarios traen beneficio al bienestar y los actos obligados traen con ellos los perjuicios del estrés, es razonable que me convenzan los principios liberales.
Haciendo referencia a la libertad en sentido amplio, Thomas W. Wilson decía: "La historia de la libertad es la historia de la lucha por limitar el poder del gobierno". Justo entiendo por libertad en sentido amplio este tipo de libertad. Para dejar clara mi posición política, me gustaría referenciar a Max Weber al definir al estado como "el aparato burocrático que monopoliza el uso de la violencia física" y a Miguel Anxo Bastos al no reconocer al estado legitimidad ninguna. Espero que se entienda que me inclino por lo que se suele llamar anarcocapitalismo y liberalismo. Hay mucho que reflexionar sobre la libertad, tanto en sentido amplio como en sentido estricto. Debates políticos como el de libertad contra seguridad es un ejemplo de la primera.
¿Qué opinas de la libertad? ¿Es una afirmación sostenible? ¿Es consistente con la visión que tienes de la naturaleza? ¿Y con tu visión política?