Sobre la existencia de Dios
La conversación de la existencia de Dios y mi argumento para la antítesis
La existencia de Dios, como cualquier otra afirmación, es una tesis que debe ser defendida por cargar con el peso de la prueba. Como decía Carl Sagan: "afirmaciones extraordinarias requieren evidencias extraordinarias". En este sentido, ofrecer un argumento contra la existencia de un dios que no ha sido defendido es totalmente innecesario. Si se trata de una tesis no defendida, simplemente debemos apuntar a la incapacidad para hablar de ello en las conversaciones que tengamos. En otras palabras, tal y como decía Wittgenstein: "sobre lo que no se puede hablar, hay que callarse".
Esta fue mi posición en su tiempo. A todos mis amigos cristianos les decía que no negaba la existencia de su dios, sino que apuntaba que la forma en la que llegaban a aducir su existencia era inválida. Sin embargo, un día me encontré con la teoría de las descripciones de Russell (desarrollada en la publicación anterior) y las ideas de subsistencia de Meinong leyendo a Justus Hartnack. Y fue entonces que pude elaborar un argumento para la antítesis teniendo en cuenta los atributos que se predicaban de ese dios. Un meta-argumento, si se quiere, ya que su formulación cuenta con varios argumentos similares teniendo en cuenta estos famosos atributos: atemporalidad, aespacialidad, omnipotencia, omnibenevolencia, omnisciencia, personalidad, libertad, ser autor de las sagradas escrituras y creador del universo. En la línea de Russell, Dios no existe ni subsiste, es una descripción incompleta; un sujeto sintáctico, pero no un sujeto lógico.
La más famosa argumentación en este sentido es el problema del mal, formulado por Epicuro, que encuentra imposible la existencia de un dios bueno y poderoso dada la existencia del mal en el mundo. Yo solo utilizo los atributos no lo comparo con el estado de las cosas, librándome así de críticas como la de Alvin Plantinga, aduciendo a que este problema realmente es emocional y no intelectual, ya que se puede imaginar un dios que permita males para llegar a bienes mayores. No obstante, esta contrargumentación tiene problemas claros como el llamado "mal gratuito" (gratuitous evil). Yo enfoco la omnipotencia y la omnibenevolencia de una manera más conceptual, de forma que mostramos la incoherencia clara expresada como: "No existe "x" tal que sea omnibenevolente y omnipotente, ya que la omnipotencia implica poder total y la omnibenevolencia implica poder hacer solo el bien. Hay un enfoque doble aquí, o bien puede hacerlo todo, pero cada cosa que hace se convierte en buena al momento de ser hecha por Dios, o bien su acervo de acciones se limita a aquellas buenas. Esta última interpretación es doblemente peligrosa ya que asume que la naturaleza de Dios no es el bien, sino que lo sigue, que es algo objetivo. Como dice Sócrates en el Euthyphron (diálogo platónico Eutifrón): "¿Lo santo es amado por los dioses porque es santo, o es santo porque es amado por ellos?" (santo=bueno). A lo que Eutifrón responde en la línea subjetivista: "Es, ciertamente, pío lo que agrada a los dioses, y lo que no les agrada es impío".
Mi primer argumento fue uno que no suele convencer a mis allegados. Veo una incoherencia muy clara en un ser del que se predica que es el creador del universo, su causa, y a la vez se dice que es atemporal, pues para ser causa de algo se debe preceder en el tiempo a ese algo. Un ser atemporal no puede ser causa de nada, según entendemos la causalidad. La atemporalidad es muy importante ya que encuentra incoherencias con muchos otros atributos, como la personalidad, la libertad o la autoría de las sagradas escrituras, entre otras. Sin embargo, por motivos de extensión, procuraré destacar las incoherencias más palmarias.
Cambiamos de opinión cuando obtenemos nueva información o formulamos la información existente de una manera diferente. Esto es imposible en un ser omnisciente. No se puede cambiar de opinión si se sabe todo, por tanto, la libertad (aunque yo no comparta este concepto) no es compatible con la omnisciencia. Ni que decir tiene que, para ser libre de cambiar de opinión, se precisa el tiempo, que se carece si se es atemporal. Asimismo, la libertad no es compatible con la omnibenevolencia, ya que este dios no podría decidir hacer el mal o, simplemente, no hacer el bien.
Ser autor de las sagradas escrituras es un atributo que se expone a la crítica anterior de "ser un ente con infinita sabiduría" frente a nuestras limitadas capacidades (que, a fin de cuentas, es un argumento desde la ignorancia, una de las más conocidas falacias lógicas) al enunciar que hay textos que no son compatibles con un dios omnisciente, y mucho menos con uno benevolente. Normalmente se apunta a la interpretación de los textos, aunque esta postura ya es problemática por ser solo la interpretación que interesa en el momento la "inspirada por Dios", siendo el fondo del texto de lo que es autor verdaderamente, como dice Orígenes, por ejemplo (la forma del texto la da el humano). Sin embargo, hay un problema incluso más superficial. Se pueden interpretar textos como "el verbo se hizo carne y habitó entre nosotros", pero ¿qué hacemos con las órdenes directas de Dios donde dice cosas diametralmente opuestas a lo que el cristiano piensa? Para ilustrar este punto podemos tomar como ejemplo el libro de los Números, donde se indica cómo deben proceder a modo de orden. Dice Números 31, 17-18: "Matad, pues, ahora a todos los varones de entre los niños; matad también a toda mujer que haya conocido varón carnalmente. Pero a todas las niñas entre las mujeres que no hayan conocido varón, las dejaréis con vida para vosotros". En 1ª de Samuel 15, 1-3 no tiene tanta piedad y dice: "Después Samuel dijo a Saúl: Jehová me envió a que te ungiese por rey sobre su pueblo Israel; ahora, pues, está atento a las palabras de Jehová. Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Yo castigaré lo que hizo Amalec a Israel al oponérsele en el camino cuando subía de Egipto. Ve, pues, y hiere a Amalec, y destruye todo lo que tiene, y no te apiades de él; mata a hombres, mujeres, niños, y aun los de pecho, vacas, ovejas, camellos y asnos". El imperativo no da hueco a interpretación, y si piensas que esto no es así o que el antiguo testamento no haya que tomarlo tan en serio, el cristiano que lo interprete literalmente tendrá todas las de ganar en una discusión religiosa o la Iglesia te calificará de hereje, respectivamente.
El paso final de algunos de mis amigos ha sido decir: "Si, pero tu argumentación está suponiendo un dios que realmente no es todopoderoso, sino que está sujeto a las leyes de la lógica". Mi respuesta a esto suele ser, dependiendo de la ocasión, algo así como que en este caso están creyendo en un dios que no pueden concebir o que la afirmación que pronuncian (o que pronunciaron al principio de la conversación) tiene un peso de la prueba que no pueden cargar, ya que ni siquiera saben lo que cargan. Y suelo acabar diciendo que de lo que no se puede hablar debemos mantenernos callados, recordando siempre a Wittgenstein.
¿Qué piensas? ¿Crees en algún dios? ¿Son los atributos que se predican de tu dios compatibles entre sí? ¿Crees que la argumentación en favor de tu dios es suficiente para cargar con el peso de la prueba?